Dimensiones Malditas. Capítulo 2.

CAPÍTULO 02: MALDICIÓN

Hades veía con los ojos llenos de júbilo a Orochimaru mientras realizaba su técnica prohibida. Cientos de cuerpos empezaron a aparecer, todos ellos de destacados malhechores que desgraciadamente, habían muerto sin cumplir su cometido, y ahora estaban dispuestos a terminar lo que empezaron.

-Hades: ¡¡Por fin, la victoria es casi mía!!

-Naraku: ¿Quiénes son todos estos? ¿De verdad podrán ayudarnos?

-Hades: No los subestimes, son perfectamente capaces de hacer lo que le ordenemos.

-Orochimaru: Además, ahora son más fuertes. Esta técnica hace que el cuerpo se convierta en el de un muñeco inmortal. Podremos manipularlos a nuestro antojo hasta que dejen de ser útiles.

-Hades: Estupendo, en ese caso, empecemos con el plan, nuestro primer movimiento será...

Mulán y Shang disfrutaban de un cómodo paseo a caballo, desde su matrimonio estaban mucho más unidos. Se encontraban es esa fase de la relación en la que su único deseo es pasar día y noche con su pareja.

Se detuvieron en un hermoso valle y decidieron sentarse a descansar. El lugar estaba repleto de flores de cerezo y las vistas eran inmejorables: se veía todo el pueblo, incluida la casa de la familia Fa.

 De repente, un extraño humo empezó a salir de dicho recinto. Una imagen que preocupó mucho a la pareja.

Mulán: ¿Qué ocurre?

Shang: ¿Habrá vuelto Mushu a echarse pimienta en la nariz?

Mushu: ¡Oye que yo estoy aquí! ¿Cómo puedes pensar así de mí?

Al parecer, el pequeño dragón y el grillo se habían escondido en la bolsa de Mulán. Mulán estaba contenta por saber que sus amigos estaban a salvo, pero ¿Y su familia?

No podían perder más tiempo, el incendio era cada vez más visible. Volvieron a montar y cabalgaron veloces hasta el hogar de la familia Fa sin darse cuenta de que alguien les estaba observando.

Bella  y la Bestia bailaban felices. Por fin la muchacha había conseguido ver un poco de humanidad en aquel “ser”. Nada podía ir mejor, todos en el castillo estaban convencidos de que en breve la maldición se rompería y recuperarían su verdadero cuerpo.

De pronto, una extraña luz verde apareció y dos figuras empezaron a tomar forma. Finalmente, sus rostros se revelaron: Maléfica y el rey del mal irrumpieron en la sala. Según parece, tenían algo que hacer antes de atacar el reino de Prydain.

Bestia: ¿Quién sois vos?

Maléfica: Pues, sí que parece una reunión excelente, ¿usted es el señor de este castillo? Tengo algo que ofrecerle...

Bella: No les escuches, parecen muy sospechosos.

Lumiere: Tiene razón amo, será mejor que les echemos.

Din-Don: Exacto ¡Así que fuera de este castillo! ¡Ahora mismo les enseñó la puerta!

El Rey del Mal se mostró ante el reloj de cuco, quien atemorizado se escondió detrás de su amo.

Maléfica: Dejémonos de estupideces, yo pretendo  ayudarle a recuperar su verdadera forma.

Bestia: ¿Qué dices?

Bestia  no entendía nada ¿De verdad esa mujer podría liberarle de su maldición? Bestia aceptó porque pensaba que sólo convirtiéndose en príncipe podría enamorar a Bella.

Maléfica empezó con su conjuro: Antes de que este sol se ponga, tú recuperarás tu anterior forma sólo después de impregnar tu cuerpo con la sangre de la mujer que amas.

Bella y Bestia: ¿Cómo?

Maléfica rió con crueldad.

-Maléfica: Ya tienes lo que deseabas. Al ponerse el sol, sólo desearás matar a esa mujer y apoderarte de su alma, así volverás  a ser el príncipe que deseabas ser.

Bestia intentó atacar a la malvada pareja, pero ya era demasiado tarde, pues habían escapado en un haz de luz y fuego verdoso.

Lejos de allí, en una sala oscura. Unas misteriosas voces dialogaban entre ellas. Una inquietante discusión se llevaba a cabo.

¿?: Maestro. Ya ha empezado.

¿?: ¿Cuáles son tus órdenes?

¿?: ¡Tráemelos! De lo contrario, no sé qué futuro le espera a la tierra.

CONTINUARÁ