Finalmente, Mulán y sus amigos llegaron al hogar de la familia Fa, pero no quedaba ni rastro
del fuego, ni de la familia de Mulán. Era como si la casa llevara años
deshabitada. Todos se pusieron a buscar por toda la casa, por si encontraban a
alguien, o alguna pista. Pero nada, ni Fa-Zou, Fa-Lin, Abuela Fa, Hermanito,
todos parecían haberse evaporado. Entonces, Mulán rompió a llorar, cuando, de
repente, una flecha apareció disparándose a la pared. Al parecer contenía un
mensaje, donde ponía lo siguiente:
“tú me
robaste lo que más quería, me robaste la victoria. Ahora yo me vengaré. En
nombre de mi ejército, los hunos, te derrotaré en combate, Fa Mulán. Espérame
en el bosque del dragón al mediodía, esta vez, será muy diferente de la
anterior”
No era
posible, uno de aquellos malditos hunos había sobrevivido y pretendía vengar a
Shan-Yu. Pero eso no detendría a los héroes, inmediatamente se pusieron en
marcha para encontrarse con su odiado enemigo.
Mientras,
en un claro del mismo bosque del dragón, Inuyasha y Sesshomaru seguían luchando
entre ellos, Kagome intentaba hacer algo para detenerlos, pero lo único que
podría hacer era gritar “Siéntate”, lo cual podría provocar que Inuyasha fuese
asesinado.
En ese
momento, ambos hermanos se detuvieron, un olor extraño inundaba la zona, era un
olor a tumba y cadáver putrefacto, y además, destilaba cierta esencia a...
Naraku.
Inuyasha,
Sesshomaru, Kagome y Shippo corrieron para saber de dónde procedía aquel aroma.
Al
mediodía, Mulán, Shang, Mushu, y el grillo, esperaban para saber a quién
tendrían que enfrentarse. ¿Cuán aterradora fue su sorpresa al descubrir a
Hayabusa, el halcón de Shan-Yu sobrevolando los cielos? Aquel animal se detuvo
en brazos de su amo, Shan-Yu estaba allí, vivo, y con una mirada penetrante,
deseosa de librar una nueva y última batalla con su mortal enemiga.
-Shan-Yu:
Soldado de las montañas, desenvaina tu espada, y ni que ni se le ocurra
intervenir a tu amiguito, estaré dispuesto a tomar medidas.
-Mulán:
Shang ¡No intervengas! Esta es mi lucha.
Shan-Yu y Mulán, lucharon ferozmente, Shang y Mushu, observaban inquietos, estaban muy igualdados, de pronto, Hayabusa interfirió golpeando a la joven y arrebatándole la espada. Ahora ella estaba indefensa, Shang intentó intervenir, pero un ejército de sincorazón apareció de repente, bloqueando el paso del general. Obviamente, aquellos monstruos no tenían el nivel para vencer en un combate contra Shang y Mushu, pero eran tan numerosos, que perfectamente podían cortarle el paso por un rato. Ocasión que Shan Yu aprovechó para atacar a su mortal enemiga. Todo parecía perdido para la heroína de China.
Inuyasha
apareció de pronto intentando atacar al enemigo, pero este esquivó el ataque,
perdiendo su espada.
Inuyasha:
¿Te encuentras bien?
Mulán:
Sí, muchas gracias. ¿Quién eres tú?
Inuyasha:
Me llamo Inuyasha.
Mulán:
Inuyasha. Lo recordaré.
La
joven no perdió el tiempo y tomó la espada de Shan Yu. Ella había conseguido
aquella arma limpiamente, y estaba dispuesta a utilizarla para devolver a su
enemigo al lugar del que nunca tendría que haber salido.
Una
extraña voz sonaba en la cabeza de Shan Yu. Nadie más podía escucharla, pero el
huno comenzó a tambalearse. Hayabusa se posó en el hombro de su amo, preocupado
por lo que le ocurría.
Justo
en ese momento, aparecieron Sesshomaru y Kagome. La joven se quedó sorprendida
al ver aquel panorama, pero el demonio solo pensó que dada la posición de su
hermano, el hombre que tenía en frente era el enemigo. En ese momento utilizó
sus garras para lanzar un látigo de energía brillante contra Shan-Yu,
hiriéndole en el brazo. Entonces, descubrieron algo muy extraño: A pesar del
golpe recibido, aquel hombre no sangraba, era como si solo fuese un cascarón
vacío, cuya única cobertura era una sobresaliente aura maligna, por lo tanto,
la única forma de derrotarlo era purificar aquel mal. Dicho y hecho, Kagome
lanzó una de sus flechas sagradas contra el cuerpo de Shan-Yu.
Antes
de que la flecha le golpease, Shan Yu escapó, desvaneciéndose en las tinieblas
del crepúsculo.
Al
mismo tiempo, todos aquellos sincorazón desaparecieron, un gran alivio para
Shang, que no le quedaba mucha energía para seguir luchando. Pero todavía quedaba
una cosa por desaparecer: La espada de Shan Yu, se desmaterializó por arte de
magia en los brazos de Mulán.
El
enemigo mortal de Mulán había resucitado, y poseía un aura y un olor similar al
de Naraku, eso quería decir que ambos villanos habían resucitado de alguna
manera y se habían unido. La única solución posible, era unir sus fuerzas para
luchar y vencer, además, todavía tenían que resolver el problema de la familia
Fa.
Inuyasha:
Creo que está clara la situación, ahora nuestra única solución es encontrar
pistas, probablemente, Naraku haya resucitado con el poder de la esfera, pero,
¿Para qué meter en este asunto a ese tal Shan Yu?
Shang:
No lo sé, pero no lo averiguaremos quedándonos aquí.
Todos
emprendieron el camino, a excepción de
Sesshomaru, él prefería seguir el viaje por su cuenta.
En el
Inframundo, los planes de Hades avanzaban correctamente, hasta que apareció
alguien.
Shan
Yu: Lo siento, no pude cumplir mi misión.
Naraku:
Tranquilo, nos lo imaginábamos, ya era difícil que vencieses a Mulán, si encima
aparecía Inuyasha, ya no tendrías nada que hacer.
Shan
Yu: ¿Tenías dudas de mi victoria contra ella? De modo que jugasteis con mi
vida.
Naraku:
Jaja, no seas tonto, encima de que prevenimos, salvamos y devolvemos tu espada.
Podrías mostrar un poco de gratitud.
Shan
Yu: TSK
Naraku:
Por cierto, espero que al menos cumplieses con lo referente a ellos.
Shan
Yu: No te preocupes, la familia Fa está en la urna que me proporcionaste.
Naraku:
Perfecto, necesitamos mucha energía y odio. Todos ellos nos vendrán bien.
CONTINUARÁ.
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